Redacción. Madrid
Los alumnos de Educación Primaria con TDAH tienen muchas dificultades para prestar atención y concentrarse; les resulta muy difícil estarse quietos; y no saben controlar su conducta y sus emociones. Estas características propias del trastorno suponen un reto para sus profesores, pero existen unas sencillas pautas que los profesores pueden poner en práctica en clase y que mejorarán no solo el rendimiento del escolar con TDAH, sino el de todo el grupo. Estas intervenciones aparecen recogidas en la Guía de Actuación en la Escuela ante el Alumno con TDAH, editada por la Federación Española de Asociaciones para la ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (Feaadah).
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Dar órdenes breves, claras y concisas, y mantener el contacto visual con el alumno son los primeros pasos para atraer la atención del niño con TDAH. Después, hay una serie de estrategias que pueden motivarle, como hacer las actividades más divertidas, premiar conductas adecuadas y dedicarle comentarios positivos sobre lo que está haciendo. Para que no se distraiga, es aconsejable que se siente cerca del profesor, disminuir los estímulos innecesarios que haya en el aula y en su mesa, y enseñarle técnicas para controlar el tiempo. Utilizar un reloj que suene regularmente puede ser muy útil.
Por otro lado, si el síntoma predominante es la hiperactividad, pedirle que ayude al profesor limpiando la pizarra o permitirle que se levante para enseñar sus trabajos le ayuda a eliminar la tensión y la energía acumuladas por tener que estar quieto. Establecer periodos de descanso, hacerle una seña acordada con él para que corrija su actitud y evitar que los compañeros imiten o animen al alumno con TDAH a moverse contribuirá a controlar la situación.
Ante la impulsividad, las recomendaciones son definir claramente las normas del aula y las consecuencias de incumplirlas, segmentar las actividades y complementarlas con el uso de autoinstrucciones para dirigir la conducta, y recompensar las acciones correctas porque, cuando el alumno ve que se valora una determinada actitud, tenderá a repetirla. Fomentar que piense en voz alta puede ayudarle a generar un lenguaje interno que controle su conducta y otra estrategia adecuada para que corrija su actitud puede ser establecer una ‘silla de pensar’ para que, durante un breve espacio de tiempo, reflexione sobre su actitud.
Por último, merece la pena recordar que la tolerancia, la paciencia y la autoridad son fundamentales en un profesor que tiene alumnos con TDAH y que, cuando tiene que hablar con ellos para corregir su comportamiento, lo mejor es que lo haga en privado para no avergonzarles frente a sus compañeros. Además, no hay que olvidar que el profesor, junto con los padres, es una pieza clave a la hora de encauzar el comportamiento del niño con TDAH y minimizar los efectos de sus síntomas con el fin de mejorar su aprendizaje, sus habilidades sociales y su autoestima. |