Sandra Melgarejo. Sevilla
María Dolores Mojarro es profesora titular de Psiquiatría de la Universidad de Sevilla e investiga las comorbilidades del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), “uno de los grandes problemas para el diagnóstico certero”. Hasta un 80 por ciento de los niños con TDAH tiene comorbilidades, que afectan a la presentación del cuadro clínico, al pronóstico y, sobre todo, al plan terapéutico.
¿Cuáles son las principales comorbilidades del TDAH?
La comorbilidad más frecuente es la que tiene que ver con los trastornos de conducta externalizantes: con el trastorno negativista-desafiante hay una comorbilidad altísima, de más de un 50 por ciento, y también con trastornos disociales. También hay otros cuadros comórbidos importantes, como los trastornos depresivos, de ansiedad, del aprendizaje… Hay que hacer un buen diagnóstico diferencial para ver si, realmente, el niño tiene un TDAH, el otro trastorno comórbido o una comorbilidad real.
¿Cuáles son las más frecuentes en función de la edad?
Generalmente, en los preescolares la comorbilidad más frecuente son los trastornos negativistas y oposicionistas. En edad escolar, suelen aparecer más las dificultades en el aprendizaje, aunque también se dan trastornos negativistas y afectivos. En los adolescentes, los más comunes son los trastornos depresivos y los disociales, y empiezan las comorbilidades con el uso de sustancias. En adultos es muy complicado, principalmente uso de sustancias y distintos trastornos de personalidad.
¿Cómo afecta la comorbilidad al pronóstico del TDAH?
En todos los cuadros que son comórbidos con el TDAH tienen mayor intensidad psicopatológica los síntomas propios del trastorno que cuando existe un TDAH puro, sin comorbilidad. Por lo tanto, el pronóstico generalmente es peor si no se hace un buen plan terapéutico.
¿Cómo se hace un buen plan terapéutico?
Teniendo en cuenta la sintomatología del cuadro de TDAH y los síntomas asociados, haciendo un buen diagnóstico diferencial y teniendo muy claro que realmente hay una comorbilidad para poder tratar el TDAH junto con el otro trastorno. Y, por supuesto, no solo con un tratamiento farmacológico, sino con una intervención multimodal.
¿Es difícil detectar las comorbilidades en los niños más pequeños?
Muchos preescolares que tienen conductas disruptivas o hiperactividad no tienen un TDAH, sino otros cuadros, y es muy complicado distinguirlo. Aunque hay herramientas, es muy difícil hacer un diagnóstico a un niño de cuatro años; es más fácil en escolares a partir de los seis años. También es muy complicado en los adultos. |
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