Redacción. Madrid
La nueva presidenta de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y del Adolescente (Aepnya) es Dolores Moreno, psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón. Esta sociedad científica, que agrupa a más de 300 especialistas de toda España, es la primera de nuestro país dedicada a la Psiquiatría del Niño y del Adolescente. Sus objetivos son promocionar la prevención y la atención de los menores con problemas de salud mental.
Dolores Moreno, presidenta de la Aepnya.
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Moreno cuenta con más de 25 años de experiencia en esta especialidad, es responsable de la Unidad de Hospitalización de Psiquiatría del Adolescente –que registra más de 400 ingresos anuales– y ha publicado más de 40 artículos científicos. Lidera un proyecto de investigación sobre hijos de pacientes con esquizofrenia o bipolaridad.
Doctora en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid, es profesora asociada de la Universidad Complutense y cuenta con un máster en Psiquiatría Legal por dicha universidad. Además, está acreditada como profesora titular por la Agencia Nacional de la Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca).
Moreno está integrada en los diversos programas del Servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital Gregorio Marañón, que ofrecen una atención en salud mental específica para patologías como esquizofrenia, autismo o trastorno bipolar, entre otras.
Es investigadora colaboradora del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam) y miembro de la primera Comisión Nacional de Psiquiatría del Niño y Adolescente. Ha publicado más de 40 artículos científicos y más de 20 capítulos de libros. Además, ha recibido diversos premios, uno de ellos a su tesis doctoral Neuroimagen estructural en primeros episodios psicóticos en la adolescencia, premio de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica.
También es la investigadora principal de uno de los proyecto del Cibersam centrado en población de riesgo: Características psicopatológicas y de neuroimagen comunes y diferenciales en niños y adolescentes hijos de pacientes con esquizofrenia o con trastorno bipolar, una línea de investigación que lleva en activo más de ocho años.
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