Redacción. San Sebastián
Un buen descanso es esencial para tener una buena salud. Se ha comprobado que una persona que tiene malos hábitos o falta de sueño a lo largo de su vida, tiene una repercusión directa en su bienestar, teniendo mayor probabilidad de padecer distintas patologías, así como aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardiacas. Por eso es importante que los niños adquieran un hábito correcto de descanso. “Los niños en la actualidad duermen menos de lo que necesitan y esto puede tener consecuencias en su desarrollo cognitivo”, asegura la neurofisióloga Ana Arena, de Policlínica Gipuzkoa.
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El descanso es necesario para recuperar las funciones biológicas, neurológicas, hormonales e inmunológicas, entre otras. “Dormir mal puede provocar a corto plazo somnolencia diurna, dificultad para concentrarse, alteración del estado de ánimo y si este mal descanso se cronifica, puede ocasionar depresión, alteración de la memoria, fallos en el sistema inmunitario u obesidad”, explica Arena.
Para dormir mejor en verano “es importante mantener un ritmo de sueño regular, levantarnos y acostarnos a una hora parecida, y mantener una temperatura agradable en la habitación, unos 19 grados, así como evitar ruidos o tomar café seis horas antes de irnos a dormir”, aconseja.
Siesta sí, pero sin excederse
La siesta es el momento de desconectar y que nuestro cuerpo y cabeza desconecten del ajetreo del día para poder retomarlo con más claridad y energía. “La siesta es recomendable, pero no se debería exceder de los 20-30 minutos, y preferiblemente debería realizarse después de comer”, apunta la especialista.
Respecto a los niños, para Arena es importante adecuarla a las edades, “los niños necesitan dormir siesta hasta los 3 o 5 años como parte de su distribución de sueño normal. A partir de esa edad depende de cada niño, por eso se debe individualizar cada caso y regular la duración de la siesta para que no perjudique a su descanso nocturno”.
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