Sandra Melgarejo. Madrid
En nuestro país, los adolescentes que se inician en el consumo de alcohol tienen alrededor de 13 años y la edad media a la que prueban el cannabis es a los 15 años, según los datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. El consumo de ambas sustancias a edades tan tempranas ocasiona daños estructurales en el cerebro que, tal y como revela una investigación del Hospital Clínic de Barcelona, puede derivar en problemas de conducta en la edad adulta.
Los efectos de las drogas, que son definitivamente perjudiciales para todos los adolescentes, son todavía peores para los jóvenes con síndrome de atención e hiperactividad (TDAH), ya que debilitan la acción del tratamiento farmacológico. “El alcohol puede contrarrestar el efecto del fármaco y, al igual que ocurre con el cannabis, alteran las funciones cognitivas”, detalla Francisco Arias, psiquiatra de la Unidad de Conductas Adictivas del Hospital 12 de Octubre de Madrid.
Precisamente, lo que trata de mejorar el tratamiento –no solo farmacológico sino también conductual– contra el TDAH son las funciones cognitivas como la atención y la impulsividad, rasgo este último que provoca que el adolescente con este trastorno sea más propenso a experimentar con el uso de drogas.
Además, Arias señala que “quienes consumen alcohol y cannabis son peores cumplidores y tienden a usar mal la medicación”. En este sentido, las drogas echan por tierra todo el trabajo desarrollado por el propio joven con TDAH, su familia y los especialistas que le siguen desde el momento del diagnóstico.
Encuesta Estudes
El Ministerio de Sanidad ha presentado recientemente la Encuesta sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanzas Secundarias (Estudes) 2014-2015, que detecta una disminución del consumo de todas las drogas en la población de 14 a 18 años. No obstante, la prevalencia sigue siendo muy elevada: casi ocho de cada diez escolares ha bebido alcohol alguna vez y tres de cada diez ha probado cannabis alguna vez en su vida.
Según la encuesta, los estudiantes perciben el alcohol como la sustancia menos peligrosa y consideran que el tabaco es más peligroso que el cannabis. Los profesionales sanitarios, los profesores y la familia son, por este orden, los grupos preferidos por los escolares para recibir información sobre drogas. Uno de cada tres se siente perfectamente informado sobre estas sustancias, sus efectos y riesgos. Uno de cada cinco se siente medianamente informado y solo el 5,95 considera que está mal informado.
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