Sandra Melgarejo. Sevilla
Manuel Nieto, exjefe de la Sección de Neuropediatría del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, es especialista en tratar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) durante la edad escolar. Comenta que “lo más probable” es que, al menos, haya un niño con TDAH en cada clase y reitera que este trastorno no es ni un invento ni un defecto en la educación, sino una disfunción biológica.
La respuesta al tratamiento del TDAH.
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¿Cuál es la incidencia del TDAH en la edad escolar?
Entre el seis y el ocho por ciento de los niños en edad escolar puede tener TDAH.
¿Siempre se detecta el trastorno a esta edad?
Se puede detectar antes, hay algunos síntomas en la edad preescolar que pueden poner de manifiesto que el niño va a tener un TDAH, como una movilidad excesiva, mucha falta de atención, impulsividad… Pero hay que tener prudencia a la hora de diagnosticar en la edad preescolar porque hay niños que pueden tener una hiperactividad que se va a corregir después. En la edad escolar los síntomas están más claros y, teóricamente, por la educación que el niño va recibiendo, deberían desaparecer los rasgos que son más ficticios que reales.
¿Hay algún tipo de TDAH más difícil de identificar?
El TDAH de tipo inatento pasa desapercibido con más frecuencia, sobre todo si no se acompaña de hiperactividad e impulsividad. Sin embargo, si se diagnostica, estos niños son los que responden mejor al tratamiento con metilfenidato.
¿Qué afecta más a la vida del niño, la hiperactividad o el déficit de atención?
Antes molestaba más lo que se movía el niño, pero lo que más preocupa últimamente es el rendimiento que tenga el niño en la escuela, porque de ello depende su futuro académico. Aunque lo más importante para mí es que sepa vivir y estar con los demás. Si el patrón conductual es lo suficientemente intenso como para que perturbe la convivencia en la familia o en el colegio también hay que tratarlo.
¿Usted diagnosticaba TDAH hace 30 años?
Diagnosticábamos disfunción cerebral mínima, que era como se clasificaba al trastorno entonces.
Dada su experiencia, ¿qué piensa cuando oye decir que el TDAH es una moda?
Habría que preguntárselo a los padres; ellos son los primeros que saben que no es un invento. Tampoco es un defecto de la educación, porque hay familias con tres hijos que han seguido el mismo patrón educativo y uno de ellos tiene TDAH y los otros dos no. Es un trastorno biológico, que se basa en que hay una disfunción de la neurotransmisión. No es una moda, lo que pasa es que ahora se diagnostica más.
La evolución de la definición del trastorno.
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¿Cree que hay sobrediagnóstico?
Habría que dar un margen a aquellos niños que llevan una buena escolaridad, y eso depende del nivel de tolerancia de la familia. Hay niños muy inteligentes que tienen TDAH y van bien en la escuela porque pueden sacar buenas notas con poco que trabajen.
El nivel de tolerancia es lo que hace que haya grandes diferencias entre países. Por ejemplo, la incidencia del TDAH en España es de entre el 6 y el 8 por ciento, pero en Japón es de entre un 11 y un 14 por ciento, y en Estados Unidos de entre el 8 y el 10 por ciento. Los japoneses y los norteamericanos tienen menor nivel de tolerancia a los desplazamientos del niño que las familias españolas.
¿Cómo se explica la necesidad de tratar el TDAH a las familias?
Todo tratamiento en Medicina es una decisión de consenso. Cuando uno va a poner el tratamiento, primero le pregunta a la familia si está de acuerdo o no y le habla de sus ventajas y de sus inconvenientes. Hay veces que los padres no están de acuerdo y seis meses después cambian de opinión.
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