Sandra Melgarejo / Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
Francisco Montañés es el jefe de Psiquiatría del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, un centro que empezó a tratar el TDAH hace 15 años, “cuando todavía nadie lo diagnosticaba”. Por las consultas de este equipo multidisciplinar de especialistas pasan niños y adultos con TDAH y comorbilidades, a los que se les ofrece un tratamiento integral farmacológico y cognitivo-conductual. Reconoce que están en la cresta de la ola, pero lo llevan con discreción, demostrando su potencial a base de resultados en ciencia.
¿Qué especialistas atienden los casos de TDAH en este hospital?
Aquí lo que tenemos es un equipo multidisciplinar. Trabajamos a medias con los neuropediatras y, más que una unidad, somos una red de trabajo. Cuando empezamos, no había nada en la zona sur y, al ser pioneros, venía aquí toda la población de la zona, así que hemos atendido a más de 3.000 pacientes. Desde hace 13 años, también en coordinación con Neuropedriatría, organizamos unas jornadas anuales para colaborar con los profesores, con 500 asistentes cada año. En su día hicimos un libro, Hiperactividad, déficit de atención y conducta desafiante. Guía psicoeducativa y de tratamiento para padres y profesionales, el primero que se publicó en España sobre TDAH para padres y profesionales. Además, tenemos una página web y creamos opinión a nivel nacional sobre el TDAH. Soy el líder del Grupo de Especial Interés en TDAH (GEITDAH).
Nosotros hacemos un tratamiento integral. Diagnosticamos, tratamos y estudiamos la comorbilidad, y desde siempre, pero sobre todo desde hace siete años, vemos también a todos los padres. En nuestro centro no existe barrera de edad; esto no es una consulta de Psiquiatría infantil. El TDAH evoluciona a lo largo de la vida, así que vemos a niños y adultos. Siempre hemos evaluado a los padres porque son nuestros coterapeutas y la mitad tienen TDAH, por genética. Evaluamos a toda la familia por sistema.
En otros centros, la transición de la Psiquitría infantil a la Psiquiatría de adultos puede ser dura para el adolescente con TDAH. Aquí no existe ese problema…
Claro. El problema que teníamos es que el TDAH no se nos enseñó en la carrera y parece que cuesta aceptar que realmente exista lo que no se te enseña. Nosotros tuvimos que hacer entender a la gente que existe el TDAH infantil y en la vida adulta. El problema era que los psiquiatras de adultos que no estaban entrenados les cambiaban el diagnóstico y el tratamiento. Aquí les seguimos durante toda la vida y hacemos tratamiento combinado de fármacos y terapia.
¿En qué consiste el tratamiento?
Al ser una unidad especializada, nos llegan los casos más complicados o con problemas de conducta, filtrados por los pediatras y neuropediatras de la zona. Casi todos necesitan fármacos, así que los combinamos con terapia, cuanto antes. Es un trastorno del desarrollo y algunos mejoran solos con el tiempo, pero la mayoría de los pacientes sin tratar tienen peor pronóstico. Hay que intervenir de forma precoz, primero con fármacos, normalmente, y luego con terapia.
¿En qué investigaciones están involucrados?
Intentamos estar en la cresta de la ola y atraer investigaciones de fuera sobre nuevos fármacos. Nuestra investigación propia está muy orientada a la circuitería cerebral y a disregulación emocional. El TDAH no es solo déficit de atención, hiperactividad e impulsividad, pero hemos decidido llamarlo así para poder comunicarnos. Nosotros queremos saber qué es realmente el TDAH, porque pensamos que también está involucrada la disregulación emocional.
También estamos explorando mucho la adicción a internet o a videojuegos, que está muy asociada al TDAH y lo empeora. Hay una falsa creencia de que el TDAH mejora con los videojuegos y que hay que dejarle jugar porque ahí sí se concentra, pero empeora los problemas de impulsividad y no desarrolla la memoria de trabajo.
¿En qué situación llegan los pacientes y sus familiares a la consulta?
Normalmente llegan con un diagnóstico parcial, a veces ni confirmado, solo con sospecha de TDAH, y la parte de la comorbilidad no está bien detectada. Cada profesional está acostumbrado a ver una parte y verlo todo es lo complicado. Un problema de aprendizaje, de comorbilidad con ansiedad o de conducta desafiante es lo que hace al paciente más complicado y eso hay que explorarlo, por sistema, no si el paciente lo demanda. Intentamos ver toda la constelación del paciente, porque todo va a influir.
¿Se está detectando a tiempo el TDAH?
Afortunadamente, cada vez vienen antes a la consulta, pero hay algún factor que puede retrasarlo: desconocimiento por parte de los responsables del niño o de los educadores; la inteligencia de los niños puede retrasar la manifestación de los problemas… Nosotros insistimos en que no debe ser explorado solo lo académico, sino también el control emocional, la impulsividad, las relaciones sociales…
¿Qué consejos da a los familiares y a los pacientes con TDAH?
Hacemos una explicación exhaustiva de la medicación para que tomen su propia decisión, intentamos no ser paternalistas. Pretendemos de hacer un traje a medida para cada paciente y no hacer tratamientos estándar. Con respecto a la terapia, el punto clave es conseguir que los padres sean coterapeutas y que aprendan pautas básicas, porque confunden claridad con dureza.
Con respecto a otros países, ¿cómo se trata el TDAH en España?
Es España siempre hemos tenido muy buena medicina. Los médicos aquí son mejores, en general, tienen mejor formación. Con respecto a los medios hay más heterogeneidad; en algunos sitios de España son mejores o iguales que en Europa. En principio, el tratamiento aquí no tiene nada que envidiar al de los demás sitios. Obviamente, hay algunos sitios donde tienen mucho más dinero para investigación que nosotros. |