Sandra Melgarejo. Madrid
En diciembre llegan el invierno, las Navidades… y las notas del primer trimestre. Si los resultados no son buenos, muchos padres se plantean desapuntar a sus hijos de las clases extraescolares para que dediquen más tiempo al estudio, pero estas actividades juegan un papel importante en el desarrollo de los niños y adolescentes, por lo que prescindir de ellas no es la opción más recomendable. Según Lucía Alonso, psicóloga de Educ-at, “si elegimos eliminar la fuente de gratificación, canalización de la energía y motivación del niño, estamos influyendo de forma negativa en su estado de ánimo, pudiendo dañar su autoestima”.
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La especialista recomienda que el ámbito escolar y el extraescolar se valoren de forma independiente: “Las dificultades académicas de los niños deben ser analizadas desde el punto de vista de sus capacidades y de la metodología. En muchas ocasiones, los problemas están motivados por una falta de estrategias y técnicas efectivas que no permite desarrollar el potencial del niño. Por lo tanto, lo que habrá que tener en cuenta será el trabajo activo enfocado al ámbito académico y al tiempo dedicado al estudio. Por otro lado, las actividades extraescolares, valoradas como un tiempo gratificante para el niño, serán el refuerzo positivo por el trabajo organizado y cumplido. Así, las extraescolares son una buena herramienta de refuerzo a corto plazo para que los niños y adolescentes realicen el trabajo diario de manera más exhaustiva”.
Importantes para la autoestima y la socialización
Según Lucía Alonso, en el caso de los alumnos con TDAH se debe poner especial atención en la elección de la actividad para que el aporte sea siempre beneficioso: “En general, el niño con TDAH no suele destacar en al ámbito académico, por lo que la elección de una actividad extraescolar donde se sienta competente mejorará significativamente su autoconcepto y la valoración de sus propias capacidades. Ser consciente de los resultados positivos que es capaz de lograr influye directamente en su autoestima”. Además, la psicóloga recuerda que el funcionamiento en áreas menos brillantes puede mejorar si se detectan y se enriquecen las fortalezas, habilidades y capacidades que tienen los niños y adolescentes en otros campos.
Las actividades extraescolares también son una potente herramienta de socialización para los niños, tanto con iguales como con otros adultos de referencia. “No solo ayudan a mejorar las habilidades sociales fundamentales para que se desarrollen emocionalmente e instaurar un sistema de valores, sino que, a su vez, estas actividades contribuyen a potenciar el bienestar, el esfuerzo y la creatividad”, afirma Alonso.
Dado que los niños con TDAH tienen dificultades para cumplir normas o poner en marcha estrategias de autocontrol, estas actividades son nuevos ámbitos donde pueden desarrollar estas habilidades. “Los deportes, principalmente los de equipo, suponen un desafío que, llevado de manera positiva y con una buena motivación por parte del niño, llega a ser muy beneficioso: potencia el autocontrol, la asimilación de un sistema normativo, la valoración de la práctica y el esfuerzo, y el establecimiento de rutinas”, detalla la psicóloga.
Asimismo, practicar un deporte ayuda a los niños y adolescentes con TDAH a canalizar el exceso de energía que presentan. “Esta energía también puede canalizarse con actividades más estratégicas o creativas, pero es importante indicar que, como todo, son beneficiosas en su justa medida, por lo que las actividades deben ser realizadas de forma moderada y supervisada, sin pasar por alto la necesidad de los niños de tener tiempo para relajarse y descansar”, destaca Alonso.
Actividades más recomendables para niños con TDAH
Las actividades extraescolares son positivas para los pequeños con TDAH, siempre y cuando “se les tenga en cuenta a la hora de elegirlas, disfruten con ellas y las dediquen tiempo de calidad”, indica Alonso. Qué actividad es la más recomendable depende de cada niño, ya que debe hacerle sentirse capaz, válido y con confianza para poder responder a las demandas. Si es así, “estará motivado y contento”, afirma.
Existen extraescolares de distintos tipos: actividades deportivas, que potencian el desarrollo físico, autocontrol y habilidades sociales (baloncesto, fútbol, gimnasia, etc.); actividades artísticas, que canalizan la energía en creatividad y desarrollan la perseverancia (pintura, música, teatro, etc.); y actividades académicas para reforzar áreas específicas, pero menos atractivas (inglés, informática, etc.).
“En general los deportes en equipo bien manejados pueden ser muy positivos, pero es deseable que el entrenador conozca y entienda las problemáticas del TDAH, por lo que los deportes que se entrenan de manera colectiva pero que, finalmente, dependen de la actuación individual, como el tenis, pueden ser más positivos”, indica la psicóloga. No obstante, considera que, aunque se suelen indicar actividades como el judo, el kárate, el teatro o el ajedrez como las más positivas, “no hay que cerrarse a ninguna”.
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