Redacción. Madrid
Los bebés que nacen de forma prematura tienen más riesgo de sufrir problemas neurológicos y psiquiátricos que, según un trabajo de la Universidad de Washington en Saint Louis (Estados Unidos), podría deberse a que presentan unas conexiones más débiles en las redes cerebrales vinculadas a la atención, la comunicación y las emociones.
El trabajo, que se ha presentado en el congreso de la Sociedad Americana de Neurociencia que se ha celebra en Chicago, se basa en un estudio de imágenes cerebrales de bebés prematuros y nacidos a término que revela diferencias que podrían explicar este tipo de problemas e incluso predecir si los niños pueden padecerlos, de cara a atajar precozmente el problema. “El cerebro es particularmente plástico al principio y podría modificarse con una intervención temprana”, ha indicado Cynthia Rogers, profesora asistente de Psiquiatría Infantil que ha liderado la investigación.
En Estados Unidos uno de cada nueve niños nace antes de lo previsto, con el consiguiente mayor riesgo de sufrir problemas cognitivos, de habilidades motoras y algunos trastornos mentales como el déficit de atención e hiperactividad (TDAH), autismo o ansiedad.
Para indagar en cómo el nacimiento prematuro puede afectar al cerebro, Rogers y su equipo utilizaron imágenes obtenidas a través de resonancias magnéticas funcionales y con tensor de difusión para comparar el cerebro de 58 bebés nacidos a término con el de 76 que nacieron, como mínimo, 10 semanas antes de lo previsto. Las pruebas se realizaron al segundo o tercer día de nacer en el caso de los bebés nacidos a término, mientras que en los prematuros el escáner cerebral se realizó a los pocos días de la fecha del parto.
De este modo, vieron que algunas redes cerebrales clave, en especial aquellas que participan en la atención, la comunicación y la emoción, eran más débiles en los bebés prematuros, lo que podría explicar su mayor riesgo de problemas cognitivos o mentales. “Hemos encontrado diferencias significativas en los tractos de la materia blanca y anomalías en los circuitos cerebrales de los bebés prematuros, en comparación con los de los bebés nacidos a término”, ha señalado Rogers.
Diferencias en estado de reposo
Estos tractos de materia blanca del cerebro están formados por los axones que conectan las regiones del cerebro en forma de redes. Asimismo, los investigadores también vieron diferencias en las redes cerebrales en estado de reposo en los bebés prematuros, en especial en las que están implicadas en el aprendizaje y los problemas de desarrollo. Entre dichas redes está la red en modo automático, que tiende a estar más activa cuando la gente está menos activa. De hecho, las mayores diferencias entre unos bebés y otros se observaron en dicha red y en la frontoparietal.
Ambas abarcan los circuitos cerebrales asociados con la emoción que previamente se han asociado con el TDAH y el autismo, y los autores reconocen que estas anomalías de los circuitos cerebrales podrían también contribuir a que algunos problemas se materialicen cuando los niños se hacen mayores.
Para ver si eso es cierto, Rogers y sus colegas planean hacer un seguimiento a estos bebés para someterlos nuevamente a una resonancia magnética más adelante, primero entre los dos y cinco años y, finalmente, cuando cumplan nueve o diez años. “Queremos ver la evolución del desarrollo cerebral en los niños nacidos a término y los bebés prematuros, y saber cómo puede afectar a un posible trastorno”, ha señalado.
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