Sandra Melgarejo. Madrid
“En una encuesta dirigida al público en general y a los maestros, una proporción sustancial tenía la creencia de que el TDAH es más común en los varones que en las niñas y que las niñas son diagnosticadas más tarde que los varones debido a que sufren en silencio y no actúan de forma tan notoria como los niños con TDAH”. Así lo señala Concha Fernández, especialista en Psiquiatría del CSM de Fuenlabrada (Madrid), quien ha participado recientemente en la IV Jornada de TDAH de Afantdah, la asociación fuenlabreña de familiares de afectados por este trastorno.
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No obstante, la especialista opina que “lo que miramos y lo que buscamos predetermina lo que encontramos”, y defiende que es necesario “repensar” el TDAH en las mujeres: “No como un trastorno de conducta, sino más como un trastorno de gestión de la vida. En los hombres, se pone mucho el foco en la forma en que afecta a los demás, pero en las mujeres tenemos que centrarnos en cómo les afecta a ellas”.
Se han reportado diferencias de género en las tasas de prevalencia del TDAH. La literatura publicada indica que la prevalencia del trastorno en los niños es de dos a nueve veces más alta que en las niñas en muestras clínicas, y de dos a tres veces mayor en las muestras epidemiológicas. Sin embargo, la prevalencia en la edad adulta parece ser más comparable entre los géneros que en la infancia, con una prevalencia estimada en adultos que no llega a ser dos veces mayor en los hombres que en las mujeres (5,4 frente a 3,2 por ciento, respectivamente). Las mujeres tienden a ser mayores que los hombres cuando se les diagnostica TDAH y la prevalencia del consumo de medicamentos para este trastorno es menor en las niñas y las mujeres, en comparación con los niños y hombres.
Según Concha Fernández, y en base a la amplia bibliografía consultada, varias características son únicas para la expresión del TDAH en mujeres y niñas: la presentación específica de los síntomas; mayor incidencia de baja autoestima; mayor dificultad en las relaciones entre pares; la ansiedad y los trastornos afectivos coexistentes (incluyendo una mayor incidencia de tratamiento para la depresión mayor); y el desarrollo de estrategias de afrontamiento que enmascaran las cuestiones de bajo logro y rendimiento. “Las mujeres y las niñas con TDAH tienen una presentación distinta de los síntomas, con síntomas internalizantes (falta de atención) más prominentes que los síntomas externalizantes (impulsividad e hiperactividad). Sus síntomas son más propensos a ser pasados por alto por los informantes que las conocen y tienen menos probabilidades de ser derivadas para diagnóstico y tratamiento”, afirma la psiquiatra.
Fernández señala que es menos probable que la falta de atención de las escolares con TDAH sea observada por los maestros, ya que es menos disruptiva en el aula, y el trabajo escolar a menudo se completa a pesar de los desafíos que les plantea, especialmente si tienen ayuda en casa. “Debido a que la gravedad de los síntomas contribuye a la derivación, las niñas pueden tener menos probabilidades de ser diagnosticadas y recibir tratamiento. Los profesores que comparan a estas chicas con sus homólogos masculinos pueden dejar pasar los signos menos obvios de TDAH en las niñas en lugar de derivarlas para una evaluación del trastorno”, indica la especialista. Debido a la demora en el reconocimiento, diagnóstico y tratamiento del TDAH, las niñas derivadas son más propensas a mostrar síntomas más graves.
Estrategias contra la vergüenza
Una encuesta revela que los profesores creen que las niñas con TDAH se sienten más avergonzadas de su diagnóstico que los chicos. “Curiosamente, los niveles más altos de déficits de la función ejecutiva en las niñas se asocian con menor aceptación entre pares, lo que podría contribuir aún más a la disminución de la autoestima en las niñas con TDAH que presentan deterioro de la función ejecutiva. La más pobre autoestima puede persistir más allá de niñez, y se ha informado de que la autoestima entre los adultos con TDAH es menor en mujeres que en hombres”, detalla la psiquiatra.
Por otro lado, las mujeres con TDAH pueden desarrollar mejores estrategias de afrontamiento que los varones con TDAH y, como resultado, pueden enmascarar o mitigar mejor el impacto de los síntomas de su TDAH, “pero están tan deterioradas como los varones por estos síntomas y un rendimiento académico satisfactorio no descarta el trastorno”, afirma Fernández. “Desde hace algún tiempo, se sabe que las mujeres y las niñas con TDAH son más propensas a internalizar los síntomas y volverse ansiosas y depresivas, y sufren desregulación emocional como los hombres y niños con el trastorno”, añade.
Para la especialista, es necesaria “una mayor conciencia por parte de los profesionales de la salud en relación con el perfil específico de los síntomas del TDAH en las mujeres y las niñas para el diagnóstico y tratamiento adecuados”. Fernández define el TDAH como una condición de vulnerabilidad coyuntural: "Coyuntural hace referencia a que los contextos que rodean y en que se desempeña quien tiene TDAH influyen de forma muy notoria en la manifestación de los síntomas del trastorno. Esto ocurre en todas las personas, pero en el TDAH las diferencias son más marcadas. Uno de los contextos sobre el que funcionamos todos los individuos es el que viene determinado por los roles de género y, dada la extrema sensibilidad del TDAH a los contextos, estos determinan diferencias muy importantes en las manifestaciones y evolución clínica del trastorno". |