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Edición nº16 | Lunes, 27 de enero de 2014  |  Hemeroteca
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ACTUALIDAD
aunque EXISTEN MÁS CASOS DETECTADOS
“No se puede hablar objetivamente de un sobrediagnóstico del TDAH”
El neuropediatra Marcos Madruga reconoce que hay niños diagnosticados erróneamente de este trastorno

Sandra Melgarejo. Madrid
“No se puede concluir de forma objetiva que haya un sobrediagnóstico del TDAH porque, por un lado, habría que saber cuántos niños han sido diagnosticados de TDAH por error –cosa que es imposible– y, por otro lado, habría que saber cuántos niños con este trastorno no han sido detectados, lo que tampoco se sabe”. Así lo afirma Marcos Madruga, médico especialista de la Unidad de Neuropediatría del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y director de las I Jornadas de Neurología Pediátrica, organizadas recientemente por el Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz de Sevilla.

No es inusual escuchar a profesionales sanitarios, profesores, padres y medios de comunicación decir que hay un sobrediagnóstico del TDAH. Para conocer si esta creencia responde a alguna base científica, el Dr. Madruga ha revisado la literatura al respecto, el número de casos diagnosticados y las prescripciones de fármacos indicados para el TDAH, y ha concluido que “es imposible saber si existe un sobrediagnóstico”.

Lo que sí que existe son más casos diagnosticados, debido a que hay “mucha más sensibilidad hacia el TDAH y herramientas, no solo farmacológicas, sino también cognitivas y conductuales, para tratarlo”, señala el neuropediatra. “Mientras haya un tratamiento, estamos obligados a ir a por el diagnóstico”. No obstante, “sigue habiendo niños que tienen este trastorno, pero que no están diagnosticados, sobre todo los de tipo inatento, que pasan más desapercibidos, o aquellos que viven en poblaciones que tienen menos acceso a los recursos sanitarios”, detalla el especialista.

El Dr. Madruga reconoce que también hay errores diagnósticos, que pueden deberse, entre otras causas, a la falta de tiempo en la consulta; a una historia clínica incompleta; a que no se usen los criterios reales del TDAH y el diagnóstico se base en estereotipos –una inquietud no tiene por qué ser un TDAH–; o a las comorbilidades. “Hay que ser muy cauto y preciso a la hora de establecer el diagnóstico”, recalca. “No podemos hacer diagnósticos ni poner tratamientos en cinco minutos, pero tampoco podemos dejar de diagnosticar porque se diga que estamos sobrediagnosticando”, concluye.

 

 

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