Redacción. Madrid
La exposición infantil a la contaminación del aire relacionada con el tráfico está asociada significativamente con las puntuaciones más altas de hiperactividad a los 7 años, según una investigación del Departamento de Salud Ambiental de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cincinnati y del Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati, en Estados Unidos, publicada en la revista Environmental Health Perspectives.
Según Nicholas Newman, director de Salud Ambiental Pediátrica y Clínica en el Hospital Infantil de Cincinnati y primer autor de la investigación, “existe una creciente preocupación por los posibles efectos de la contaminación del aire relacionada con el tráfico en el cerebro en desarrollo. Este impacto no se entiende completamente debido a los estudios epidemiológicos limitados”.
Los investigadores han recolectado los datos de un estudio epidemiológico a largo plazo que examinó los efectos de las partículas de tráfico en la salud respiratoria infantil y el desarrollo de alergias. En el estudio participaron recién nacidos en el área metropolitana de Cincinnati desde 2001 hasta 2003, elegidos sobre la base de los antecedentes familiares y su lugar de residencia cerca o lejos de una importante autopista o ruta de autobús.
Los niños fueron seguidos desde la infancia hasta los edad de 7 años, cuando los padres completaron la segunda edición del Sistema de Evaluación del Comportamiento de la Infancia (BASC-2), la evaluación de trastorno de hiperactividad y déficit de atención (TDAH) y los síntomas relacionados, incluyendo los problemas de atención, agresividad, problemas de conducta y comportamiento atípico. De los 762 niños inicialmente incluidos en el estudio, 576 fueron elegidos para el análisis final a los 7 años de edad.
Los resultados mostraron que los niños que fueron expuestos a la tercera mayor cantidad de contaminación del aire relacionada con el tráfico durante el primer año de vida eran más propensos a tener puntuaciones de hiperactividad en el rango de riesgo cuando tenían 7 años, es decir, que tienen que ser monitoreados cuidadosamente, ya que están en riesgo de desarrollar síntomas clínicamente importantes. “Varios mecanismos biológicos podrían explicar la asociación entre las conductas hiperactivas y la contaminación del aire relacionada con el tráfico, incluyendo vasos sanguíneos estrechos en el cuerpo y toxicidad en la corteza frontal del cerebro”, explica Newman.
Newman señala que la exposición más alta a la contaminación del aire se asoció con un aumento significativo en la hiperactividad sólo entre los niños cuyas madres tenían un mayor nivel de educación. Según el investigador, “las madres con educación superior pueden esperar mayores logros, lo que afecta al informe de los padres sobre los problemas de conducta de los niños”.
“La asociación observada entre la contaminación del aire relacionada con el tráfico y la hiperactividad puede tener implicaciones de largo alcance para la salud pública”, afirma Newman, quien señala que los estudios han demostrado que aproximadamente el 11 por ciento de la población de Estados Unidos vive a menos de 100 metros de una carretera de cuatro carriles y que el 40 por ciento de los niños asisten a una escuela a menos de 400 metros de una carretera principal.
“La contaminación del aire relacionada con el tráfico es uno de los muchos factores asociados con los cambios en el desarrollo neurológico, pero es uno que es potencialmente prevenible”, concluye el investigador principal.
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